Venecia es una ciudad que parece detenida en el tiempo. Sus canales salpican cada rincón de este lugar, mientras mecen las decenas de góndolas que los surcan. Los 4 km de longitud del Gran Canal lo convierten en el más extenso e importante. Dedica tiempo a contemplarlo, por ejemplo, desde el formidable Puente Rialto.
La Torre de Pisa o torre inclinada es uno de los emblemas indiscutibles de Italia. Se trata de una construcción que cuenta con ocho niveles más el campanario. Es uno de los monumentos más fotogénicos del país, a juzgar por la cantidad de visitantes que llegan a la ciudad para posar junto a ella como si estuvieran sujetándola.
El símbolo por excelencia de Roma es el Coliseo, un espectacular anfiteatro milenario que te permitirá viajar a los tiempos del Imperio Romano. En él los combates de gladiadores, espectáculos con animales e, incluso, ejecuciones de prisioneros eran una constante. En su época dorada podía albergar a más de 50.000 personas.
En cualquier ruta por Roma no puede faltar una visita a los Museos Vaticanos, cuyos orígenes datan del siglo XVI. El complejo está dividido en varias estancias donde podrás visualizar miles de obras de arte relacionadas con la Iglesia Católica y recopiladas a lo largo de varios siglos. Los Museos Vaticanos, además, suponen la puerta de entrada a la Capilla Sixtina.